miércoles, 30 de junio de 2010

El bosque

             El leve aullido del lobo se escuchó e inundó aquel bosque perdido de la mano de "dios", en el  que estaban todas las cabañas de los allí escondidos, destrozadas, quemadas por la furia del viento, ese viento, ese tiempo, aquel, que nunca más volverá. Los Escondidos mantienen ese dulce sabor de café de casa  y esa torrija ocasional, que inundaba todo el bosque de alegría y alborozo, por eso se  lamentan por el desastre, recogiendo las pertenencias a toda prisa, aquellas que no superaran los veinte quilos, o que no ocasionaran muchos viajes en el carro. ¡ Ay pobres!, vivían tan bien en sus pequeñas cabañas, aislados por voluntad, en un mundo en el que la palabra y el corazón era lo más importante, no ese  mundo de fuera que no entendían. Pasaron unos días y tuvieron que salir de sus escondites, el lobo aullaba, buscaba por todos lados un rastro de nuestras cosas, si se encontraba con alguno, jugaba con él, lo observaba...Al fin y al cabo, el bosque era de su propiedad, nosotros debíamos ir a donde iba todo el mundo, en busca de un nuevo bosque en el que estaremos esperando un nuevo aullido, para saltar de nuestras cabañas e ir en busca de otras, hasta dar con el bosque sin fieras, ya que gracias a nuestro conocimiento de todos los bosques, acabaremos dando con el perfecto.
Los Escondidos, volverán a ser anónimos, se irán volando a reponerse y buscar, y en todos ellos quedará algo de aquel bosque tan amado , pasarán los recuerdos en un pensamiento al suspiro y quedarán así, unidos en mente y corazón hasta  que estemos sentados al final de nuestros días en el bosque sin fieras.


Rearme de protones,  explosión, ---- arreglo--- Funcionaré como hasta entonces (¿?)
"Como una herida en el corazón que no me duele"

                 Nunca dejaré de amar el sol que me calentó en un día,
la lluvía que me refrescó la cara
                  esa extendida por siempre mano amiga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario