miércoles, 17 de febrero de 2010

Pozo oscuro

Maldigo a las chuches que tan feliz me hacen,

maldigo esos ratos muertos que propician a comer, y comer dulce,

maldigo mi falta de higiene dental que apareció a los 10 años.

Dientes tristes perdidos entre caries y sarro….

Si se iban a ir algún día, habría preferido quedarme como estaba al nacer, desdentada, así al menos, podría haber aprendido a comer y a ver la belleza de un pozo oscuro.

Pero no, la sociedad y las clínicas dentales se empeñan en hacer un canon de humano, el cual, permanece con todos sus dientes hasta que llega a la tercera edad, la cual, no posee cánones, sólo a Jaime Cantizano como “el hombre ideal”.

En fin, todo esto venía porque hace aproximadamente 7 años mataron a una de mis muelas, aquellos que se hacen llamar dentistas, y tan solo me dejaron un recuerdo de ella, una sombra de lo que fue, y en su lugar pusieron un armatoste de la más bella ingeniería, una muela de porcelana. Parecía que todo iba bien, hasta que un día se despegó, mascando esas chuches del infierno. La pegaron, se despegó, la pegaron, se despegó… ¡estoy harta! En vez de pegármela tomaré una solución propia…pienso anudármela a los demás compañeros suyos. Acabaré yendo al dentista para que me la vuelvan a pegar, para que no se acabe el mundo en ese continuo devenir de las cosas.

¡Niños, lavaos los dientes!

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